Los sueños llevan nombre de mercado


Distribución y consumo nº 53
Agosto - Septiembre 2000
Palabras clave:

Sólo pude ver como descansaba la cabeza sobre sus papeles, extendido un brazo a través de la mesa. Todos acudieron alarmados a sus chillidos que a mí me estaban empezando a parecer una pesadilla muy propia de ella, siempre con la voz alta en la boca, dispuesta a regañarnos por cualquier cosa o a amenazarnos haciendo oscilar la mano derecha. Sin embargo, aquello prometía ser bastante más divertido. Mi madre llegó corriendo con un paño húmedo en la cintura y mi tía Lolita abandonó su baile de sobremesa para alcanzar descalza el vano de la puerta donde la amoña insistía con sus berridos.

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