Todos los procesos en la cadena de valor de gran consumo, y especialmente en alimentación y bebidas se adaptan
con celeridad a los cambios normativos en materia de envases y embalajes, así como a la demanda social de los consumidores
que cada vez valoran más la reducción del porcentaje de plásticos, que se trate de envases reciclables o reutilizables, así como
la posibilidad de incluir en su cesta productos a granel o para rellenar.
En el sector del envase y embalaje se recomienda trabajar conjuntamente, como un ecosistema dinámico de conocimiento e
innovación, entre todos los agentes de la cadena de valor. Entre las ventajas del packaging sostenible destaca el menor impacto
ambiental, la conservación de los recursos naturales, la reducción de residuos, la seguridad alimentaria y la satisfacción de un
consumidor cada vez más comprometido.