Las personas físicamente activas —deportistas y profesionales con trabajos de alta demanda física— tienen unas necesidades nutricionales y de hidratación superiores a las de la población sedentaria. Aunque la base de su alimentación debe ser la misma que la recomendada para la población general, centrada en la dieta mediterránea, es necesario ajustar las raciones y la distribución de los distintos grupos de alimentos para cubrir el mayor gasto energético y favorecer la recuperación. Este artículo describe de forma práctica las principales recomendaciones sobre energía, hidratos de carbono, grasas, proteínas, frutas y verduras, hidratación y consumo de alcohol, aportando pautas y ejemplos adaptados a este colectivo, con el objetivo de mejorar su rendimiento físico, su salud y su calidad de vida.
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