La contaminación, el aumento de temperatura del planeta, la progresiva generación
de residuos, la destrucción de hábitats naturales, así como de las especies que
viven en ellos son algunas de las externalidades negativas originadas por la globalización
de la producción y la ampliación internacional de los mercados.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha adoptado 17 Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS), con sus respectivas 169 metas, proponiendo numerosos
pasos a seguir para intentar paliar la situación apuntada. Una posible herramienta
para poder llevar a cabo algunas de estas propuestas es la economía circular. Esta
nueva concepción en la asignación de los recursos tiene como objetivo reducir el
impacto humano en el conjunto del ecosistema.
En este artículo se exponen algunos puntos tangenciales entre los ODS y la economía
circular, para ver si está última puede favorecer la consecución de esos
objetivos y mejorar la situación actual del planeta. Se plantean, por un lado, las
bases de la economía circular y, a continuación, se trata de analizar la relación
específica con los ODS.