El consumo de alimentos y bebidas se configura como una partida básica en los
presupuestos familiares y, debido a la coyuntura económica, ha experimentado
reajustes durante los últimos años. Las nuevas preocupaciones muestran, por
ejemplo, una atención creciente hacia el desperdicio alimentario (algunos países
se atreven incluso a regularlo), el consumo social enlazado con aspectos de sostenibilidad
(metapreferencias o consumo político) o la dificultad de conciliar el concepto
de innovación entre las marcas del distribuidor y las marcas del fabricante.
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente viene ofreciendo,
durante décadas, las principales cifras sobre la evolución del mercado alimentario
en España tanto en el hogar como en la vertiente extradoméstica. Este
artículo recoge una síntesis de las estadísticas publicadas para el ejercicio 2014
aportando una interpretación sobre algunos aspectos concretos del consumo
alimentario de acuerdo a las tendencias seguidas en distintos escalones de la
cadena de valor alimentaria.