La leche y los productos lácteos son alimentos de alto valor nutricional que deben formar parte de una dieta equilibrada. Sin embargo, se han difundido numerosos errores sobre un consumo innecesario o perjudicial para la salud y el control de peso que han llevado a un paulatino descenso de su consumo. En ocasiones se sustituyen por bebidas vegetales, que pueden ser saludables dependiendo de su composición, pero no son lácteos y no son “alternativas a los lácteos”. El consumo aconsejado de leche y productos lácteos es de 2-3 raciones por día, y de 3-4 raciones/día en etapas con aumento de necesidades como embarazo, lactancia, adolescencia, deportistas, ancianos.
El consumo insuficiente de productos lácteos, que se observa en más de la mitad de la población supone un perjuicio nutricional, sanitario y en el control de peso. Un consumo adecuado se ha comprobado que es beneficioso en prevención cardiovascular, exceso de peso, osteoporosis, síndrome metabólico y algunos tipos de cáncer. Por su elevado valor nutricional es necesario alcanzar y mantener el consumo aconsejado de lácteos y eliminar los mitos que rodean su consumo con argumentos científicos.