Durante los últimos años, en los hogares españoles se vienen consumiendo en torno a 50 kilos de carne y productos cárnicos que suponen un gasto cercano a los 330 euros (en cifras per cápita). El consumo más notable se asocia a la carne fresca y, de manera concreta, al pollo y al cerdo. En términos de gasto, la carne fresca concentra más de dos tercios del gasto y también resulta significativa la participación monetaria de la carne de cerdo y de pollo. La carne transformada (con cerca de 12 kilos y 100 euros por persona) resulta importante en el consumo de los hogares españoles, mientras que la demanda de carne congelada tiene una repercusión notablemente menor.
El profesor Víctor Martín Cerdeño ha elaborado un amplio estudio, publicado en Distribución y Consumo, en el que analiza la evolución del consumo de carne en los últimos diez años, entre 2008 y 2017, destacando los siguientes aspectos:
Este mismo estudio incluye información de los últimos años por variables socioeconómicas. Por ejemplo, los hogares de clase alta y media alta manifiestan el consumo más elevado, mientras que los hogares de clase baja tienen el consumo más reducido. Por tipología de hogares, se observan desviaciones positivas con respecto al consumo medio entre los retirados, las parejas adultas sin hijos, los adultos independientes y las parejas con hijos mayores, mientras que los consumos más bajos tienen lugar entre las parejas con hijos pequeños, las parejas jóvenes sin hijos, en los hogares monoparentales y en el caso de los jóvenes independientes.